Una vez, ni me acuerdo cuando

 

En ocasiones ocurre que la vida parece darnos la espalda, dejándonos escasas oportunidades, escasos motivos para disfrutar de ella. En esas ocasiones nos invade la apatía, la desilusión, el desencanto, y creemos que esos sentimientos nos acompañarán ya para siempre y nos sentimos tentados de tirar la toalla y renunciar a la pelea. Pero el que ha conocido la dicha, la felicidad, las ganas de vivir, la hermosura de la vida, guarda esas sensaciones dentro de sí y es seguro que en algún momento, pugnará de nuevo y peleará por hacerlos surgir con fuerza.

Esta modesta entrada está dedicada a todas aquellas personas que puedan estar pasando por un período de “bajón”, con el deseo de que encuentren la fuerza para recuperar la alegría, las ganas de vivir, el optimismo. Ser feliz es la condición natural a la que aspiramos todos los seres humanos.   

 

Una vez, ni me acuerdo cuando,

amaba y gozaba, cantaba y bailaba,

mi vida era un campo cuajado de flores,

al que Dios cuidaba, labraba y pintaba,.

con una paleta de bellos colores.

 

Una vez, ni me acuerdo cuando,

todo lo guardé con sumo cuidado,

con un negro paño en la caja gris,

cubierto de polvo, bien almacenado.

Pero está guardado. Todo sigue ahí

.

Algún día, aunque no sé cuando,

romperé la caja y saldrán a raudales,

las risas, las flores, los bailes, los cantos,

y el agua fresquita de los manantiales,

bañará mi cuerpo, volviendo el encanto.

 

Algún día será,… aunque no se cuando.

 

Pepe,